Victorias de los movimientos sociales latinoamericanos

Libro. Movimientos sociales América Latina

 

(…) «Cada día que pasa yo me digo, loco, no nos equivocamos, no ganarás el mejor sueldo del país, ni del mundo, pero es una guita que generás vos». El que lo dice es el argentino  Marcelo Ruarte, uno de los trabajadores del hotel Bauen de Buenos Aires, una empresa argentina que fue recuperada por sus ex empleados después de quebrar  hace una década. El hotel Bauen echó el cierre durante la crisis económica del 2001, dejando a ochenta personas en la calle sin ingresos, pero sus ex trabajadores lo ocuparon en 2003  y  actualmente son ellos mismos quienes lo gestionan. El que fuera un importante centro de reunión de la clase política se convierte en el punto de encuentro de los movimientos sociales que plantean alternativas.

Dentro de este hotel tiene su sede Facta, una federación que coordina el trabajo de de setenta cooperativas autogestionadas en toda Argentina, Bauen entre ellas. En junio de 2007 llegó la orden de desalojo pero hasta ahora «ningún juez se ha atrevido a aplicarla», según Ruarte. Sus testimonios son recogidos por  Martín Cúneo y Emma Gascó, del periódico Diagonal en su libro Crónicas del Estallido. Viaje a los movimientos sociales que cambiaron América Latina. Con la ayuda del Observatorio de Multinacionales en América Latina (OMAL) de la ONG Paz con Dignidad, Martín y Emma hicieron un viaje de quince meses desde Argentina hasta México recogiendo las voces de más de doscientos activistas.

La orden judicial de desalojo en suspenso desde 2007 se ha vuelto a reactivar y expira dentro de dos semanas, así que un centenar de puestos de trabajo penden de un hilo, según informa La Nación.

«Cuando la crisis se hizo insoportable, el derecho a la propiedad entró en confrontación con el derecho al trabajo, con el derecho a la vida», afirma Ruarte, empleado en el hotel desde 1980 como botones, conserje, recepcionista y presidente de la cooperativa cuando se recuperó la empresa.

El libro recoge los relatos de personas corrientes que se organizaron para mejorar sus condiciones de vida, exigir justicia o detener el saqueo de los bienes comunes,  ya sean tierras, recursos naturales, empresas públicas o elementos tan básicos como el agua, explican en la introducción. Todas las historias tienen en común el hecho de alcanzaron de alguna manera sus objetivos.

En su prólogo, el periodista y escritor uruguayo Raúl Zibechi dice que «sólo mirando hacia abajo y en horizontal podemos entender algo de lo que viene sucediendo en la última década en los procesos latinoamericanos»: desde las mujeres quechuas de Ayacucho que lucharon para encontrar a sus hijos desaparecidos en la guerra sucia de los ochenta hasta las comunidades campesinas de Acapulco que plantaron cara a  la represa de La Parota.

Pocas veces los medios de comunicación masivos se hacen eco de estas historias de resistencia.

OMAL presentó el 10 de abril el documental «Una mosca en una botella de Coca-Cola», una producción de CMI Producciones sobre la relación entre los los medios de comunicación y el poder de las grandes empresas transnacionales. La pieza analiza la forma en la que los medios de comunicación españoles tratan a los gobiernos populares de América Latina.

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