No es como nos lo venden o nos lo quieren vender. No es muy difícil ni demasiado caro emanciparse de los grandes lobbies de la electricidad. En el caso de contar con espacio suficiente para instalar unos quince paneles fotovoltaicos, el sol puede abastecer de la energía necesaria una vivienda unifamiliar, según aseguran representantes de asociaciones de productores e inversores en esta fuente limpia.
Cada panel cuesta alrededor de 250 euros, aunque hay que añadir claro está el gasto en el mantenimiento adecuado y la vida útil, que no excede de los 30 años, según detallan fuentes del sector. Aún así, la inversión merece la pena. Es rentable y no contamina, pero no lo seguirá siendo si se le ponen obstáculos.
El autoconsumo, que sería uno de los nichos de mercado más importantes para las decadentes empresas fabricantes de paneles fotovoltaicos en España, va a ser grabado con un peaje, según un Real Decreto del Gobierno englobado en su paquete de medidas de la reforma energética. De esta forma, los usuarios que estén conectados a la red, pero que se deciden por el autoconsumo para ahorrarse algún dinero en la factura de la luz y de paso reducir las emisiones de CO2 a la atmósfera, tendrán que pagar por el respaldo que le ofrece la infraestructura de la matriz, aunque no se abastezca de ella.
Es como si una persona decide cultivar un huerto propio en su casa para no tener que comprar frutas y verduras en los comercios y le cobran una cantidad por la producción que genera para sufragar gastos de la infraestructura de esas tiendas en las que no compra casi nunca.
Asociaciones de productores e inversores fotovoltaicos, partidos políticos y organizaciones ecologistas como Greenpeace han puesto el grito en el cielo ante un gravamen que consideran ridículo, inadecuado y muy perjudicial para el sector de las energías renovables en España, que viene siendo muy castigado por los recortes.
En mi última nota hablo con Miguel Carra, dueño de un huerto solar en Almería, que critica la reforma energética aprobada por el Gobierno, que pone punto y final a las primas que recibía el sector, e incluye el denominado “peaje de respaldo” al autoconsumo de electricidad.