Gabriela 1

Dibujo de Gabriela

Dibujo realizado por Gabriela en el que representa a su familia

Aunque nació con genitales masculinos, Gabriela siempre se ha sentido niña. Su identidad femenina ya es reconocida en el carné de familia numerosa que su madre Pilar Sánchez encontró al abrir el buzón de su casa de Málaga el pasado 18 de enero.

«Hoy se ha vuelto a hacer historia con los menores transexuales», escribe Pilar en su muro de Facebook en el que comparte su alegría porque a partir de ahora podrá identificar a su hija «como ella se siente» y así evitará el tener que dar «explicaciones que casi nunca entiende el operario de turno, en el bus, en el avión, en el tren».

Estuve hablando con Pilar hace tres años. Era noviembre. El colegio San Patricio al que asistía Gabriela, un centro religioso concertado, se negaba a que la niña vistiese el uniforme femenino, por lo que iba en chandal, y tampoco permitía que utilizase el baño que les correspondía a ellas, de forma que usaba el de discapacitados. 

Nunca llegó a estrenar, como era su deseo, el uniforme femenino que su madre me mostró colgado en el armario de su habitación.

 

Foto de Gabriela

Foto de Gabriela tomada por su madre Pilar Sánchez

Los responsables del colegio no reconocieron a Gabriela como la niña que es, por lo que  sus padres, tras una ardua lucha, decidieron cambiarla de centro y comenzar una nueva etapa en una escuela pública.

Gracias a Pilar descubrí la realidad de los niños transexuales, que existe pero está tapada, muy escondida. Traté de reflejarlo lo mejor que pude en mi artículo «Los niños transexuales existen y quieren ser felices«. Pilar matiza: «los niños transexuales existen y quieren tener los mismos derechos que el resto de los niños».

Me impresionó la fortaleza y determinación de esta madre y de otras familias con las que tuve la oportunidad de hablar porque sus hijos sean felices. Cada vez más padres y madres de niños transexuales se deciden a apoyarles y a acompañarles en el tránsito hacia el género al que sienten que pertenecen.

Existen en España varias asociaciones que tratan de dar visibilidad el tema de la transexualidad y concienciar sobre las  realidades que viven las personas transexuales ante la falta de información y conocimiento imperantes.

La Asociación Chrysallis, primera de carácter nacional, se ha convertido en un importante referente, punto de encuentro y asesoramiento de familias y profesionales. 

La Fundación Daniela, constituida por África Pastor, lleva también a cabo labores muy importantes para el colectivo de jóvenes transexuales en España, entre las que están el acompañamiento a las familias y el pago de  la hormonación y algunas intervenciones.

Una madre gallega, que logró cambiar el nombre en el DNI a su hija Sara, constituyó la asociación de familia de menores trans Arelas y en mayo de 2015 arrancó en Málaga Trans huellas, encabezada por jóvenes que pretenden hacer efectivo los derechos de las personas transexuales e intersexuales y mejorar su calidad de vida.

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«Ellos no tienen la culpa. Ellos nacen, no se hacen», me aclaraba Pilar. Así, Gabriela fue niña desde que tuvo capacidad para expresarse. Ya por sus primeros cumpleaños pedía tartas decoradas con princesas, se pintaba así misma como mujer y envolvía su cabeza con camisetas simulando largas melenas.

Gabriela tiene 9 años y dos hermanos mayores, Enrique y Jaime.  Recuerdo que Pilar llevaba en el cuello un colgante con tres figuras plateadas representando a sus hijos: Dos masculinas y una femenina.

Desde 2013  la familia de Pilar no ha dejado de batallar: interpuso querellas contra el Obispo de Málaga, Jesús Catalá, y la directora del colegio concertado en el que estudiaba Gabriela por supuesta denegación de la prestación del servicio público por motivo discriminatorio,  un delito castigado con una pena de entre seis meses y dos años de prisión, además de multa e inhabilitación.

La querella contra el obispo fue rechazada en octubre de 2014: «Quisiera llegar a tribunales internacionales donde se hiciera jurisprudencia y nadie volviera a pesar lo que mi hija y muchos chicos están padeciendo», afirma Pilar.

El caso de Gabriela y la presión del colectivo hicieron posible que Andalucía cuente actualmente con un protocolo de actuación que garantiza que ningún niño trans pueda ser discriminado por cuestión de identidad de género y sea tratado en el ámbito educativo como lo que son y cómo se identifican.

El 24 de diciembre, Alan, un joven transexual de 17 años, se suicidó en Barcelona, incapaz de aguantar el acoso escolar.  Había sido uno de los primeros menores transexuales en lograr que un juez cambiara su nombre en el Documento Nacional de Identidad.

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La asociación Trans Huellas organizó un acto junto a varias entidades en Málaga con el fin de denunciar el «asesinato social» de Alán, un joven transexual que se suicidó en Barcelona a los 17 años.

«Lo que yo quiero es que mi hija pueda firmar con su nombre y lucharé lo que tenga que luchar hasta que se le reconozca  en todos los ámbitos como la mujer que es «, promete Pilar.

Los padres y madres de niños transexuales se enfrentan a una auténtica carrera de fondo «larga, ardua e injusta», advierte Pilar, pero portan a sus espaldas «una mochila cargada de amor, que es lo que nos da fuerzas para continuar informando, formando, reclamando derechos y haciendo visible esta realidad«.

 

Cortesía de la Asociación Chrisallis para la agencia de noticias IPS. Dibujo realizado por una niña transexual.

Dibujo realizado por una niña transexual. Cortesía de la Asociación Chrysallis para la agencia de noticias IPS.

 

 

One comment on “Gabriela

  1. Reply elisabet de huelva mera Ene 22,2016 3:50 pm

    Es precioso y tengo el placer de conocer a Pilar y África muy encantadoras un beso y el libro un 10 ?

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