Abusos policiales y denuncias en los CIE

 

Cinco policías se sientan en el banquillo el 5 de marzo acusados de presuntos abusos sexuales a internas del Centro de Internamiento de Extranjeros de Málaga (CIE) en 2006.

Una sesión del juicio contra cinco policías por presuntos abusos sexuales a mujeres internas del Centro de Internamiento de Extranjeros de Málaga (CIE) en 2006.

Salif tiene 38 años y es senegalés. Llegó a Tenerife en 2006 en una patera. Llevaba cinco años viviendo en Albacete cuando dos policías de civil llamaron a su puerta para llevárselo a comisaría por no tener los papeles en regla. Les dijo que no podía acom

pañarles en ese momento porque su pareja, una española con la que ahora está casado, estaba a punto de llegar del trabajo y le estaba preparando la comida.

Finalmente bajó con ellos al portal donde los agentes le dijeron que tenían que ponerle unas esposas para llevarle a comisaría. «No te doy mi mano para que me pongas las esposas», cuenta que dijo, «porque sentía mucha vergüenza. Los vecinos podían pensar que era una persona mala. Yo no había matado a nadie».

Salif pasó unas horas en el calabozo de Albacete antes de ser trasladado al Centro de Internamiento de Extranjeros (CIE) de Aluche, en Madrid, donde estuvo interno ocho días.

Cuenta que en los CIE -también estuvo en el CIE de Tenerife- «no te respetan y te tratan como un animal». Habla de sufrimiento, golpes, de no poder defenderse ni comunicar necesidades. «No sabes cómo es estar dentro hasta que no has vivido allí».

Salif ha estado muy involucrado en organizaciones de ayuda al inmigrante desde que llegó a España y en el momento de su detención estaba arraigado en Albacete donde vivía con su pareja. De hecho, semanas antes de que los agentes se presentasen en su casa había participado en la Cabalgata de Reyes del 5 dentro interpretando al Rey Baltasar.

La presión de varias organizaciones impidió que Salif fuera deportado a su país. Hoy, ya con los papeles en regla, continúa viviendo en Albacete donde se casó con su novia y sigue ayudando a inmigrantes en varias asociaciones.

Salif es uno de muchos inmigrantes indocumentados que han pasado por los CIE españoles, centros donde se retiene a extranjeros pendientes de expulsión, que organizaciones defensoras de los derechos humanos consideran «cárceles encubiertas».

En los CIE, actualmente hay ocho en España, conviven inmigrantes que llevan años viviendo en en el país en situación irregular, con extranjeros que han cometido delitos y están también pendientes de expulsión.

«Buscan criminalizar la inmigración», afirmó recientemente en referencia a estos centros el secretario general de Andalucía Acoge, Mikel Araguás, durante la presentación en Málaga del monográfico «Fronteras y Mentiras», del eldiario.es.

Aunque algunas fuentes consultadas consideran que la situación actual de los CIE ha mejorado, decenas de internos denuncian abusos y malos tratos por parte de la policía nacional que se encarga de la custodia de los centros.

Virginia Álvarez, responsable de Política y Interior y Derechos Humanos de Amnistía Internacional, reclama un mayor compromiso por parte de las autoridades en cuanto a las denuncias por torturas y malos tratos policiales en condiciones de privación de libertad, y más aún en los CIE debido a la situación de mayor vulnerabilidad de los internos.  

En su opinión, la falta de investigaciones y de diligencia ante las denuncias refuerza la impunidad.

Salif habla del «mucho sufrimiento» que vio en los días que pasó en el CIE de Aluche. En estos centros, en los que se pueden permanecer hasta 60 días, ha habido muertes y suicidios.

La congoleña Samba Martine falleció el 19 de diciembre de 2012 a los 38 días de internamiento en el CIE de Aluche, en Madrid. Acudió hasta 10 veces a los servicios sanitarios del centro y murió sin haber sido diagnosticada y habiendo recibido sólo tratamiento sintomático, según denuncian organizaciones. En 2014, la Audiencia Provincial de Madrid ordenó la reapertura de la causa penal por su muerte.

El joven guineano Idrissa Diallo, de 21 años fue trasladado desde Melilla al CIE de Zona Franca de Barcelona, donde murió el 6 de enero de 2012.

En el CIE de Málaga, que cerró sus puertas en 2012, hubo intentos de suicidio , como el del boliviano Eduardo M.F. de 29 años, con trastorno mental, que trató de ahorcarse en septiembre de 2008 en el CIE con los cordones de unos zapatos y arrojándose por el hueco de una escalera.

Tras ser expulsado, murió en su país en diciembre de ese mismo año de anemia severa y desnutrición ya que apenas comía desde que llegó. «Murió de tristeza«, dice Luis Pernía, presidente de la Plataforma de Solidaridad con los Inmigrantes de Málaga.

También casos de suicidios consumados como el de un ciudadano colombiano de 40 años que se quitó la vida el 5 de mayo de 2005 ahorcándose con una sábana, cuando estaba a la espera de su repatriación, según recoge el libro Centros de internamiento de extranjeros: Cárceles encubiertas.

En Málaga está en su recta final el procedimiento contra cinco policías acusados de supuestos abusos sexuales a internas en el CIE malagueño en 2006. El 17 de abril está prevista la última sesión del juicio oral, que quedará listo para sentencia.

«Los abusos sucedieron hace nueve años y aún no hemos sido capaces de juzgarlos»,  lamentó Araguás, de Andalucía Acoge.

Salif recorre aula de colegios e institutos contándole a los niños y jóvenes la realidad de la inmigración porque «todos somos migrantes. Todos somos iguales. Tengo que seguir luchando por la gente que llega detrás de mí».

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